Una marca es mucho más que un logo, pero éste es un buen comienzo para proyectar la personalidad de la empresa al mundo exterior. Un buen logo funciona bien en todos los tamaños, positivo o negativo. Pero, por encima de todo, debería ser memorable y fácilmente memorizado.
En la creación de un logotipo el responsable de la empresa debe implicarse, desde su inicio al proceso de creación, aportando sus necesidades, inquietudes, gustos, estilos, objetivos, etc y resumirlos en un completo briefing que exponga con detalle todo lo que debe representar el logotipo.
1er paso – Período de investigación: es importante conocer previamente el propio negocio de la entidad que solicita el trabajo, su mercado, la competencia, qué tipo de clientes tiene, cómo quiere dirigirse a ellos, qué imagen quiere proyectar, etc.
2º paso – Conceptualizar una idea: Crear una imagen para una entidad, producto o servicio es siempre un trabajo ad hoc porque cada creación representa un concepto diferente y personalizado. Partimos de la selección de un concepto base, para lo que presento diferentes alternativas:
- Logotipo basado en texto, cuyo nombre de empresa/producto/servicio está basado en el tratamiento gráfico de la tipografía
- Logotipo gráfico, con icono, pictograma o símbolo, que representa la actividad principal de la empresa/producto/servicio. La fuente sobre la que se basa el logo podrá adaptarse al diseño.
- Logotipo con ilustración, que incluye una ilustración sobre la principal actividad de la empresa/producto/servicio. La fuente sobre la que se basa el logo podrá adaptarse al diseño.
En este segundo paso, el trabajo refleja variedad de ideas y ejemplos sobre distintas versiones, siempre trazadas, a mano o en formato digital (cuestión de inclinaciones personales). No hay ningún recurso gráfico que pueda “distraer” la atención sobre la elección del concepto principal, como colores o tipografías concretos. Trabajo en blanco y negro para fijar un concepto y, una vez el cliente elige una idea, ésta se depura en versiones más detalladas.
3er paso – Bocetar: comienzo a bocetar las ideas sobre las que el cliente ha aprobado una versión inicial. Ahora sí es importante construir el diseño con una buena tipografía, o trabajar en una fuente adaptándola al concepto elegido. El lema o claim se añade para experimentar su composición junto al logo.
4º paso – Color: finalmente se elige una paleta de colores y sobre ellas se hacen diferentes combinaciones entre ellos y contrastes, con la finalidad de que al aplicar el logotipo a los diferentes usos y versiones (en positivo, negativo, sobre otros colores…) su imagen resulte siempre perfecta.
5o paso – Total branding: El último paso proporciona a la empresa el toque profesional necesario para darse a conocer, cuidando los detalles de forma homogénea y proporcionando las herramientas necesarias para el mantenimiento correcto de la imagen.
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