No todo es Apple contra Google; iOs contra Android o iPhone contra Galaxy. La competencia existe en cada rincón de la tecnología y el de los procesadores no es ajeno a ella. Si Intel ejerce un dominio absoluto en el mundo de los ordenadores (80% del mercado) con su asociación casi exclusiva con Windows (de ahí el acrónimo Wintel), en el mundo de los móviles, y especialmente de los smartphones y el 3G, es casi un cero a la izquierda. En ese nuevo escenario, donde los teléfonos son económicamente más importantes que los pecés, Intel lleva un papel secundario.
Si el protagonismo del lunes se lo llevaron los televisores, el del martes fue para los chips. La primera conferencia del programa oficial fue la de Paul Jacobs, el consejero delegado de Qualcomm, y la segunda la de Otellini, el jefe de Intel. Cada uno con su manera de ver las cosas. El móvil mueve el mundo, dice Jacobs; en realidad, dice Otellini, el móvil es el que se está acercando al pecé. La guerra incruenta, y con buenas palabras, está servida.
El líder de Qualcomm -que invitó al acto a 40 periodistas de todo el mundo, entre ellos a este diario-, recordó que la tecnología 3G ha cambiado el mundo. "Con ella el lugar donde uno esté o la hora que sea, ha dejado de ser relevante", dijo Jacobs. "En tres años, la mayoría de los smartphones serán vendidos en los países en desarrollo", añadió tras recordar que el móvil es la vía de conexión a Internet de la mayoría de los chinos.
Jacobs aprovechó la audiencia internacional para dar el golpe: el anuncio del nuevo procesador Snapdragon 4, con tecnología de 28 nanómetros, cuando antes eran de 45, preparado para las comunicaciones 4G y compatible con cualquier sistema de redes. El Snapdragon 4 procesa a una velocidad de hasta 2,5 gigaherzios por núcleo frente a los 1,5 del anterior. Con un ahorro de consumo de energía de hasta el 35%, es un 20% más pequeño, y un 20% más barato. Para dar una idea del avance de la industria del móvil: el procesador de un smartphone de hoy equivale a 25 pecés de 1993.
Pero la gran sorpresa anunciada por Jacobs fue la entrada de sus dragones en el mundo de Microsoft, no solo móviles, también ordenadores. Los móviles de Nokia llevan procesadores de Qualcomm. Dos barreras habían caído en un momento: un procesador Qualcomm en el viejo mundo del pecés, y además con Windows.
Para ratificar la noticia apareció en el escenario Stephen Elop, máximo resposanble de Nokia, de quien se especula sobre su futuro en la compañía, quien explicó que el Lumia 900 lleva un procesador de Qualcomm. No quiere decir eso que Microsoft renuncie a Intel; en estos momentos Microsoft es lo más parecido que hay a Viva la gente. Se ha hecho amigos de casi todos y colabora con casi todos. Especialmente en el mundo de la telefonía, donde es débil.
Pero en las guerras combaten dos bandos, y el otro es Intel. Poco después Otellini anunciaba que sus chips entrarían en el mundo del teléfono.
El mercado de chips para móviles va a crecer un 40% hasta los 30.000 millones de dólares en 2015. Si el pasado año se vendieron 300 millones de smartphones, en tres años se rebasaran los mil millones de unidades.
Intel, primer fabricante mundial de chips, no puede quedarse más tiempo fuera de ese mercado. El paso no es nada sencillo. Supone un cambio en la arquitectura y diseño de los chips.
Hasta ahora Intel tenía la arquitectura x86, mientras que Qualcomm se basa en una modificación propia (Krait) del ARM, propiedad de una empresa británica que no fabrica sus propios chips. Es la arquitectura empleada por Apple para sus iPad, que fundamentalmente consiste en integrar en un solo chip todas las funcionalidades (CPU, gráficos de videojuegos, llamadas, películas) con lo que se consume menos y se obtiene más velocidad de respuesta. Snapdragon fue el primero en incorporar GPS. Si el pasado año los chips basados en ARM eran el 8% del mercado, en 2015 se llevarán el 30%.
De momento, Windows 8 ya soportará los chips estilo ARM del Snapdragon 4. La competencia de Intel y Qualcomm se verá en las tiendas, porque Nokia y Microsoft, como Lenovo y LG planean sacar productos con los chips de cada uno, es decir, que será el consumidor quien comprobará cuál funciona mejor.
El Snapdragon se va a incorporar también a tabletas, ultrabooks y televisores. "Porque la interconectividad se ha ampliado a más aparatos, no es una cuestión solo de los móviles", explica Jacobs. El mes próximo aparecerá un televisor Lenovo con esta tecnología, en el que se podrá jugar a la consola o navegar por la voz. Y otra empresa china, Hanvon, que fabrica lectores digitales, incorporará el lector de color con tecnología Mirasol de Qualcomm. "El 90% de los contenidos serán en color, la batería tendrá la misma capacidad y la visión de la pantalla incluso será mejor a la luz del día", promete Jacobs.
Con la interconectividad total no hay fronteras para el consumidor, pero tampoco para la industria, donde cada cual se mete en el jardín del vecino, hasta hace poco sagrado. La guerra de los Intel y de los Qualcomm es una más de la efervescente industria tecnológica. Los viejos mundos del pecé y el teléfono han dejado de estar separados.
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